Ir a la navegación Ir a la búsqueda RAE redirige aquí. Coat of Arms of the Royal Spanish Rae dunn valentines. Sede de la Real Academia Española en la calle Felipe IV, 4, en el barrio madrileño de los Jerónimos.
Bandera de la ciudad de Madrid. En 1715, la Academia aprobó sus primeros estatutos. Las directrices lingüísticas que propone se recogen en diversas obras. Desempeña sus funciones en la sede principal, inaugurada en 1894, en la calle Felipe IV, 4, en el barrio de Los Jerónimos, y en el Centro de Estudios de la Real Academia Española y de la ASALE, en la calle Serrano 187-189, en 2007. En 1711, España, a diferencia de Francia, Italia y Portugal, no tenía un gran diccionario que contase con un repertorio lexicográfico comprehensivo y elaborado de forma colegiada. El núcleo inicial de la futura Academia lo formaron ese mismo año los ocho novatores que se reunían en la biblioteca del palacio madrileño de Juan Manuel Fernández Pacheco, situado en la plaza de las Descalzas Reales en Madrid.
La Real Academia Española fue fundada en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, VIII marqués de Villena y duque de Escalona, con el propósito de fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza. 3 de octubre de 1714 por Real Cédula de Felipe V, quien la acogió bajo su amparo y Real Protección. Esto significaba que los académicos gozaban de las preeminencias y exenciones concedidas a la servidumbre de la Casa Real. Tuvo su primera sede en el número 26 de la calle de Valverde, de donde se trasladó a la de Alarcón esquina a Felipe IV, su sede definitiva. En la conciencia, según la visión de la época de que la lengua española había llegado a un momento de suma perfección, el propósito de la Real Academia fue fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza. Se representó tal finalidad con un emblema formado por un crisol puesto al fuego, con la leyenda: Limpia, fija y da esplendor.
Esta vocación de utilidad colectiva se convirtió en la principal seña de identidad de la Academia Española, diferenciándose de otras academias que habían proliferado en los siglos de oro y que estaban concebidas como meras tertulias literarias de carácter ocasional. Fachada del Monte de Piedad de Madrid, junto al cual estuvo el antiguo Palacio del Marqués de Villena, primer lugar de reunión de la Real Academia. Inauguración del actual edificio de la Real Academia Española, 1894, en La Ilustración Española y Americana, dibujo de Juan Comba. En 1723, se le concedieron al marqués 60 000 reales anuales para sus publicaciones. Fernando VI le permitió publicar sus obras y las de sus miembros sin censura previa. Y después, en 1771, una gramática. En 1784, María Isidra de Guzmán y de la Cerda, primera mujer doctora por la Universidad de Alcalá, fue admitida como académica honoraria y, aunque pronunció su discurso de agradecimiento, no volvió a comparecer más.
Se cuenta entre las primeras mujeres académicas del mundo. No volvió a haber otra académica mujer hasta la elección de Carmen Conde como académica de número en 1978. En 1842, solicitaron un crédito de ochenta mil reales por dos años para financiar el nuevo Diccionario a José Nicasio Gallego, que era el secretario de la propia Real Corporación. Mediante dicho préstamo la Academia hipotecó todos sus bienes. En 1847, se pudo saldar la hipoteca. En 1848, la Academia reformó su organización por medio de unos nuevos estatutos, aprobados por Real Decreto. Tras la independencia de los países americanos, la Real Academia Española promovió el nacimiento de academias correspondientes en cada una de las jóvenes repúblicas hispanoamericanas.